Never send sheep to kill a wolf

22.2.10


Me gusta mucho levantarme y saber que voy a caminar bajo muchas gotas de agua que me golpean la cara en un compás indecifrable. Primero una, camino un tiempo más, dos gotitas, otros pasos, ninguna, una cuadra, muchas gotas. El viento que te trae cosas que jamás vas a saber de donde vienen, no importa tampoco, solo importa que no entren en los ojos. ¿Lo relevante ? Que te den un peinado único, libre y sencillo ofrecido por el viento. Jopos al costado son sus favoritos. El viento ama dejarnos con el pelo inflado y destaparnos nuestras lindas caras, lo gracioso es luchar contra ello. Tu cara se contrae y te afeás. Hoy me fijé y las personas más lindas son las que sonrríen a ello, caminan con sus rizos o mechas a merced del aire, apoyados y firmes a un nivel del mar no comprendido, son minutos nada más pero siempre dan para las mejores fotos.

Dormir con lluvia es otra cosa que me apasiona, más si es de viernes para sábado ya que me puedo quedar cuanto tiempo quiera y abrazando a mi perro. Me despierto totalmente desarreglada, me hago un café o le pido a mi mamá que me haga el mejor café. Me tiro en su cama, miro a la ventana como cae el agua. Abro un poco para crear una endija equivalente a mil perfumes. Prendo la tele y me quedo (y quedaría) horas viendo películas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario